Una Masacre que sigue sin resolver.
Una sola bala le destrozó la rodilla, la mano, ambos brazos y el tórax. Estaba en el vientre de su madre, quien recibió una ráfaga y un balazo en la cabeza, uno de los tiros de gracia que se dispararon la madrugada del 17 de septiembre de 1998, en lo que pasará a la historia como “La Matanza del Rodeo”.
Era una niña, aun sin nombre, a quien le faltaban cuatro semanas, para nacer, víctima de esta ejecución donde murieron 19 personas y que a diez años de distancia, no se termina aun de esclarecer.
En la investigación, siguen abiertas las averiguaciones 296/98 y 269/98-B por parte de la Procuraduría General de la República.