Como en todas las ciudades, la nuestra ha tenido un gran número de timadores, gente que con engaños logra despojar de bienes económicos a  sus víctimas, con la promesa de enriquecerlas, sanarlas, reducirles los trámites, intermediar para obtener un beneficio, conseguir trabajo, o un lugar donde vivir,

En algunos casos la línea entre el que hizo el fraude y el que se convirtió en la víctima es tenue, pero finalmente el que perdió lo que era de su propiedad y denunció primero es el que ante la ley termina siendo víctima.

A lo largo de una década las historias de timadores son muchas, la de la bruja que presumía duplicar el dinero de la venta de una casa es una de las mas inusuales, pero en hemos tenido un príncipe africano que tenía gotas de un líquido mágico para falsificar billetes, o quienes pagaron por una plaza que nunca llegó.

Esto además de la historia conocida por todos de Anapromex y sus placas fraudulentas sin contar las de los que venden terrenos ajenos que son muchos.

Estas son algunas de las historias mas raras, a lo largo de una década de los archivos de ensenada.net