El desarrollo del museo actual
Poco a poco se materializa el sueño
Para 2003, Museo Tec, la empresa encargada de diseñar el
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museo, ya había presentado el proyecto ejecutivo. Aún era necesario continuar
buscando fondos para iniciar la construcción. Esto se logró gracias a una
convocatoria de CONACULTA de donde se bajaron 10 millones de pesos. Con esto se
dio inicio al proyecto arquitectónico, pero antes se necesitaba concretar la
ubicación de los terrenos.
Los terrenos seleccionados se donaron entre el 2004 y 2005
por parte del gobierno federal. Al principio, eran terrenos que estaban dos
metros por debajo de la calle: un territorio que le fue ganado al mar. Poco a
poco se fue nivelando el suelo para iniciar la construcción, la cual tuvo lugar
el 14 de julio del 2005 con la colocación de la primera piedra en una extensión
de 2 mil 655
metros cuadrados.
Pero el museo no es sólo la estructura, era necesario
también diseñar los contenidos. Esto llevaba planeándose desde el 2001 a cargo de una
comisión, dirigida por Ricardo Bolio, la cual reunió a distintos investigadores
que se dieron a la tarea de definir los ejes temáticos del nuevo museo. De
aquella reunión es de donde surgen las tres líneas temáticas de las salas: el
cielo, el mar y la tierra de Baja California.
Hasta la fecha la comisión mantiene constante diálogo con
Museo Tec. Esta compañía propone a la comisión las exhibiciones para que sean
revisadas, modificadas o reconfigurar totalmente la propuesta.
A lo largo de los tres años posteriores al inicio de la
construcción, el crecimiento del museo tuvo vaivenes. Dependiente de donaciones
y gestión de recurso público, no fue hasta el 2008 que se obtuvo un notable
progreso gracias a un apoyo doble: tanto de la Secretaría de Turismo
como de CONACULTA, los cuales sumaron 30 millones de pesos.
Nuevamente, sucedió un periodo de lento pero de constante
crecimiento. En octubre del 2013, la dirección del museo pasó a las nuevas
instalaciones, la cuales estaba aún en construcción. Con problemas de luz, agua,
instalaciones sin pintar y, en algunas áreas como obra negra, la administración
no se dejó abatir por las condiciones e inició poco a poco sus esfuerzos para
la divulgación de la ciencia.
Durante este periodo, muchas instituciones públicas y
privadas quisieron aportar al museo, rentando sus espacios. El museo tiene un
área planeada para tal fin, lo que le proporciona una forma de financiamiento
propia para subsanar gastos de operación. Entre el 2013 y 2015 el Caracol fue
visitado por más de 12,000 personas y en sus instalaciones tuvieron lugar 120
eventos. Todo se preparaba para la gran apertura de la primera sala permanente.