La semana pasada le planteamos: ¿Apoyaría la idea de que se abra un paso provisional en la carretera, mientras se realiza la reparación definitiva? El 79 por ciento opina que si. Gracias a todos por expresar su opinión.
Históricamente la carretera escénica ha estado proceso de reparación. Los conos naranjas y las señales que advierten sobre carriles cerrados o pasos temporales, son tan cotidianos que forman parte del paisaje para quienes transitamos de manera regular por esa vía.
El colapso del 28 de diciembre empieza a reflejarse en la economía de la zona y ante esto, preocupa de manera muy especial que las autoridades a cargo no den señales de actividad alguna, más aun cuando funcionarios de la Secretaría de Economía se expresan en términos de “aquí no pasa nada”. ¡Y son los que se supone que saben de esto! Quizá esperan determinar la enfermedad del paciente durante la autopsia.
El sector turístico ha sido el primero en sentir los efectos negativos de la carretera cerrada, pero no es el único: Productores agrícolas y pesqueros sufren de los incrementos en el gasto por transporte, además de la pérdida económica asociada a la disminución de días de anaquel de lo que entregan a los centros de distribución, todo, en un contexto de cambios en las políticas fiscales que ha causado el cierre del 15 por ciento de los negocios.
El 10 de enero el Gobernador del Estado dijo que se le estaba acabando la paciencia con Capufe y después, se sumaron en tono de protesta la autoridad municipal, una comisión especial de diputados y los organismos empresariales que al igual que el 79 por ciento de nuestros usuarios, opinan que un paso temporal podría disminuir los efectos negativos en la economía.
Por desgracia el Gobierno Federal no opina lo mismo: como en otras ocasiones ante una situación de crisis, los funcionarios se alejan de las soluciones y se convierten en parte del problema.