Olas de tres y cuatro metros de alto zarandean el barco por más de 12 horas, el mal tiempo lo traemos desde Isla Guadalupe, y sólo una pastilla de Dramamine -la sustancia mágica-, permite que un ser humano desconocedor total del mar y sus vaivenes pueda sobrevivir.

Nos han tocado ya dos situaciones similares, pero finalmente terminé por acostumbrarme al vaivén en un barco donde estoy protegida por siete caballeros, quienes a lo largo de estos días me han confiado parte de sus conocimientos en años de navegación.

Fue una experiencia inolvidable en donde me tocó conocer algunas de las Islas mas inhóspitas del mundo, y en donde en algunos casos solo un hombre un guardafaros debe permanecer para vigilar que los faros que guían a los barcos de todo tipo se encienda al oscurecer.

Un viaje a bordo del buque balizador de la Señalamiento Marítimo de la SCT al que el 18 de marzo subí, para realizar un trabajo periodístico del cual la primera parte es este diario de viaje, al que seguirán, trabajos específicos sobre cada isla y sobre los faros que alumbran el camino de los navegantes.