San Vicente, el Albergue de Migrantes
El único que atiende este fenómeno en Ensenada
El de los deportados es una problemática que va en incremento, junto con
las capacidades deterioradas de muchos de los migrantes que reciben en el único
albergue que existe en Ensenada.
Tey Rosano, administradora del albergue San Vicente, señaló que
la misión de la Asociación Civil es atender a migrantes con
hospedaje, alimentación y gestionar trámites, como dinero para
facilitarle regresar a su lugar de origen.
Fue en 1995 cuando inicialmente se constituyó el sitio para atender a estos
migrantes, sin embargo, conforme pasaron los años también atienden a personas
que no cuentan con techo, debido al incremento de la problemática en la ciudad.
En promedio esta casa con orígenes religiosos, da asilo diariamente a un
promedio de 35 personas, una cifra variable, dependiendo del flujo de
deportación de los Estados Unidos y los que llegan hasta Ensenada.
El albergue es apoyado por un patronato conformado por varias
personas de la sociedad civil quienes proveen recursos para dar este servicio.
El gobierno del estado les otorga 20 mil pesos mensuales, pero en
promedio lo que ellos tienen como gasto fijo son 90 mil pesos para operar en
este mismo periodo.
La Dirección de Seguridad Pública Municipal de Ensenada, detiene a indigentes
bajo los influjos del alcohol o las drogas y posteriormente los deja libres,
situación que criticó, la solución —dijo— es canalizarlos directamente al
albergue u otro centro.
Cuando llegan los migrantes a Ensenada no tienen nada con ellos, únicamente
la ropa que llevan puesta y eso se debe a una práctica común de la
policía mexicana y sus abusos contra los deportados, a quienes despojan de todo
cuando llegan a los Estados fronterizos como es el caso de Baja California.
Los migrantes que llegan al albergue, rondan un promedio de edad de entre
los 35 y 50 años. El lugar tiene una capacidad para 150 personas, aunque
en una emergencia colocan catres y pueden atender a más personas.
En los últimos años se observa un incremento en la problemática y muchas veces,
llegan personas con la capacidad motriz deteriorada que no pueden
realizar actividades de limpieza como barrer o cualquier otra que les permita
ganar algo para poder vivir.