Ensenada: 1928 1930
Un pueblo pesquero y sin comunicación
Durante la construcción de el Riviera, Ensenada era un pueblo pesquero, pero a causa de la Ley Seca que desde 1920 prevalecía en Estados Unidos había una gran cantidad de negocios dedicados a la venta de licores.
Era un pueblo para el que la mejor forma de comunicación era el mar, porque los caminos hacia el exterior eran todos de tierra, caminos que cruzaban de rancho en rancho con una carretera que podía llevar a Tijuana y por supuesto a San Diego tras un viaje de seis horas, desde 1926 que se hizo la carretera de terracería.
Pero era un camino que a la menor provocación lo cerraban, especialmente en la época de lluvias, cuando las crecidas de los arroyos San Miguel, La Misión, Guadalupe o Guaguatay no permitían por días ningún cruce, aislando a pobladores y ranchos.
Así, buena parte de los materiales con que se construyó el Riviera llegaron por mar, desembarcados en el único muelle que existía entonces en el Puerto, que permitía el amarre de pequeños cargueros y lanchones.
Para su construcción muchos de los materiales fueron traídos desde otros lugares del mundo, herrería de Cuba, tapetes persas, maderas de Brasil, cristales europeos.
Se compraron sobrantes de los azulejos del Castillo de Chapultepec que fueron donados por Napoleón tercero, las águilas bicéfalas que adornan el bar Andaluz.
Existe incluso un documento donde se tienen clasificadas las piezas de herrería, por su procedencia y antigüedad ya que el objetivo es que dichas piezas fueran parte de un museo de herrería interactivo.
Estas piezas eran lo mismo partes de barcos hundidos y desguasados o antiguas iglesias y misiones desmanteladas.
La mayoría de los documentos están actualmente en el Archivo histórico del Estado.