El abandono total
Demasiado grande y demasiado viejo.
Sin mantenimiento, amarrada a una boya con un puente que daba a tierra en el espigón y empezando a estorbar cuando la ciudad y el Puerto estaban en crecimiento, el Catalina tuvo que ser removido.
El 22 de junio de 1994, se formalizó para Ensenada la instalación de una Administración Portuaria Integral, un nuevo sistema para operar el desarrollo portuario en materia de concesiones y otros servicios.
Ensenada requería nuevas instalaciones para una actividad cada vez más demandante de barcos de carga y de cruceros turísticos.
Se ocupaban nuevos espacios para estos cruceros que hasta entonces usaban para bajar a sus pasajeros en lo que hoy es la Terminal de contenedores.
El Catalina, instalado en la boca del Arroyo Ensenada en la bahía, estorbaba. Sin personal a bordo para darle mantenimiento, sin un responsable de la nave, la Capitanía de Puerto y la Administración Portuaria Integral empezaron a buscar a los propietarios para demandarles que la retiraran.
Pero nadie escuchó, y los que escucharon carecían de recursos para responsabilizarse de un barco, que ya entonces debía al gobierno, miles de pesos por derechos sin cubrir.
Arrancó así el inicio del proceso para que el buque pudiera ser declarado a favor de la nación y con dicho estatus definir su futuro, recuperarlo, hundirlo o chatarrearlo.